ALBANY, Nueva York, EE.UU.- Evadió o exageró lo que hizo en el servicio militar. Contrató a una indocumentada como sirvienta. Fue acusado de algún delito hace tiempo. Tuvo alguna aventurita amorosa de casado.
Los candidatos a cargos públicos contratan investigadores privados para que desentierren cosas como estas, que a menudo quedan enterradas en el olvido. Investigan a fondo las transgresiones que puedan haber cometido sus rivales, e incluso las propias, para tomar medidas preventivas.
"¿Hizo realmente el servicio militar? ¿Estuvo en combate? Bueno, tal vez no", expresó Randy Torgerson, presidente de la Asociación Nacional de Investigadores Profesionales (United States Association of Professional Investigators) con sede en Montana. "A medida que avanzamos en nuestras investigaciones, surgen a menudo asuntos amorosos, y las explicaciones rebuscadas que dan".
Se cree que muchas de las revelaciones comprometedoras que afectan la reputación de un candidato --como los cuestionamientos infundados que se hicieron en torno al servicio militar del candidato presidencial John Kerry en el 2004-- son producto del trabajo de investigadores privados.
Estos investigadores escarban en miles de archivos y entrevistan a una cantidad de gente. Los investigadores son generalmente ex policías con muchas conexiones. Cuanto más reñida es una contienda, más importante puede resultar el aporte de estos investigadores, ya que cualquier trapito sucio que puedan encontrar sobre un candidato podría definir una contienda.
Si bien los candidatos saben cuáles son sus trapos sucios, Torgerson dice que "lo que realmente les interesa es lo que pueden averiguar los demás. Eso es lo que cuenta".
Michael Corwin afirma que su empresa de investigadores privados de Nuevo México ha ganado muchos clientes en los últimos cuatro años, en buena medida porque le llegan muchos contratos de políticos. Explica que investiga a los rivales del político que la contrata e incluso al político en cuestión.
Los candidatos a menudo quieren que los investiguen para evitar sorpresas, según Corwin, quien alguna vez fue conocido como "el investigador privado del gobernador" porque fue contratado por asesores del gobernador de Nuevo México Bill Richardson para ver si encontraba algo comprometedor en su pasado.
"Es una gran idea porque sus colaboradores pueden ir y preguntarle '¿cómo es esta historia?'. Y pueden prepararse para contrarrestar posibles problemas", manifestó Corwin.
Una de las grandes prioridades del candidato republicano a la gobernación de Nueva York Carl Paladino fue contratar un investigador privado para que investigase al propio Paladino.
La medida dio resultado. En septiembre, cuando circuló la versión de que una firma constructora de Paladino había sido acusada de no detectar asbestos en un club de bowling que estaba renovando, sus asesores presentaron de inmediato un video viejo en el que Paladino explicaba todo, junto con artículos periodísticos según los cuales un fiscal había dicho que el candidato no había cometido infracción alguna.
Tan solo en Nueva York, documentos oficiales indican que en los últimos cuatro años hubo al menos 21 casos en los que un candidato o un partido contrató a investigadores privados. Este año fueron contratadas el triple de firmas que hace cuatro años.
"En los años en que hay más escaños reñidos, hay más investigaciones del rival, y este es uno de esos años", manifestó Kathleen Hall Jamieson, profesora de comunicaciones de la Annenberg School for Communication de la Universidad de Pensilvania.
La investigación del candidato opositor es una actividad que adquiere cada día más peso. Antes la hacían colaboradores que recolectaban recortes de artículos periodísticos y estudiaban algunos detalles de la vida y la carrera del candidato.
También se contratan firmas investigadoras, se encomienda a militantes jóvenes que hagan un trabajo de hormiga buscando trapitos sucios y se apela incluso a asesores políticos especializados en este tipo de actividades.
A todo este arsenal se suman ahora los investigadores privados.
Los candidatos a cargos públicos contratan investigadores privados para que desentierren cosas como estas, que a menudo quedan enterradas en el olvido. Investigan a fondo las transgresiones que puedan haber cometido sus rivales, e incluso las propias, para tomar medidas preventivas.
"¿Hizo realmente el servicio militar? ¿Estuvo en combate? Bueno, tal vez no", expresó Randy Torgerson, presidente de la Asociación Nacional de Investigadores Profesionales (United States Association of Professional Investigators) con sede en Montana. "A medida que avanzamos en nuestras investigaciones, surgen a menudo asuntos amorosos, y las explicaciones rebuscadas que dan".
Se cree que muchas de las revelaciones comprometedoras que afectan la reputación de un candidato --como los cuestionamientos infundados que se hicieron en torno al servicio militar del candidato presidencial John Kerry en el 2004-- son producto del trabajo de investigadores privados.
Estos investigadores escarban en miles de archivos y entrevistan a una cantidad de gente. Los investigadores son generalmente ex policías con muchas conexiones. Cuanto más reñida es una contienda, más importante puede resultar el aporte de estos investigadores, ya que cualquier trapito sucio que puedan encontrar sobre un candidato podría definir una contienda.
Si bien los candidatos saben cuáles son sus trapos sucios, Torgerson dice que "lo que realmente les interesa es lo que pueden averiguar los demás. Eso es lo que cuenta".
Michael Corwin afirma que su empresa de investigadores privados de Nuevo México ha ganado muchos clientes en los últimos cuatro años, en buena medida porque le llegan muchos contratos de políticos. Explica que investiga a los rivales del político que la contrata e incluso al político en cuestión.
Los candidatos a menudo quieren que los investiguen para evitar sorpresas, según Corwin, quien alguna vez fue conocido como "el investigador privado del gobernador" porque fue contratado por asesores del gobernador de Nuevo México Bill Richardson para ver si encontraba algo comprometedor en su pasado.
"Es una gran idea porque sus colaboradores pueden ir y preguntarle '¿cómo es esta historia?'. Y pueden prepararse para contrarrestar posibles problemas", manifestó Corwin.
Una de las grandes prioridades del candidato republicano a la gobernación de Nueva York Carl Paladino fue contratar un investigador privado para que investigase al propio Paladino.
La medida dio resultado. En septiembre, cuando circuló la versión de que una firma constructora de Paladino había sido acusada de no detectar asbestos en un club de bowling que estaba renovando, sus asesores presentaron de inmediato un video viejo en el que Paladino explicaba todo, junto con artículos periodísticos según los cuales un fiscal había dicho que el candidato no había cometido infracción alguna.
Tan solo en Nueva York, documentos oficiales indican que en los últimos cuatro años hubo al menos 21 casos en los que un candidato o un partido contrató a investigadores privados. Este año fueron contratadas el triple de firmas que hace cuatro años.
"En los años en que hay más escaños reñidos, hay más investigaciones del rival, y este es uno de esos años", manifestó Kathleen Hall Jamieson, profesora de comunicaciones de la Annenberg School for Communication de la Universidad de Pensilvania.
La investigación del candidato opositor es una actividad que adquiere cada día más peso. Antes la hacían colaboradores que recolectaban recortes de artículos periodísticos y estudiaban algunos detalles de la vida y la carrera del candidato.
También se contratan firmas investigadoras, se encomienda a militantes jóvenes que hagan un trabajo de hormiga buscando trapitos sucios y se apela incluso a asesores políticos especializados en este tipo de actividades.
A todo este arsenal se suman ahora los investigadores privados.
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