viernes, 29 de octubre de 2010

Los evangélicos son los ganadores de las elecciones en Brasil

Tomado de The Wall Street Journal

Por John Lyons


RIO DE JANEIRO—Los brasileños irán a votar este fin de semana para elgir al próximo presidente del país, pero ya hay un gran ganador: los evangélicos.

Se espera que la ex ministra Dilma Rousseff se imponga el domingo en la segunda vuelta de las elecciones contra el ex gobernador de Sao Paulo, José Serra. Rousseff ha mantenido una ventaja de 56% contra 44% durante la última semana, de acuerdo con la encuestadora Datafolha. Lo sorprendente es la importancia que han adquirido en las últimas semanas de campaña los electores evangélicos en un país tradicionalmente católico.

Desde que Brasil volvió a la democracia en 1985, las elecciones presidenciales estuvieron dominadas por preocupaciones económicas, tales como controlar la hiperinflación. Esta vez, una campaña de base llevada adelante fundamentalmente por pastores evangélicos llevó al aborto, el matrimonio entre homosexuales y otras cuestiones morales a la agenda política.

La estrategia dio resultado. Buscando incrementar su apoyo entre los religiosos conservadores, tanto Rousseff como Serra agregaron la oposición al aborto legal a sus plataformas de campaña. El cambio hizo poco para cambiar el equilibrio entre los dos candidatos, pero representó un viraje importante hacia la derecha por parte de Rousseff, una ex guerrillera marxista que en el pasado respaldó la legalización del aborto.

"Hemos escrito un nuevo capítulo en la historia de nuestra nación", dijo Silas Malafai, un popular televangelista brasileño que envió más de 300.000 DVD en septiembre llamando a sus seguidores a no votar por candidatos que legalizarían el aborto o que extenderían más protecciones a los homosexuales.

La súbita aparición de los temas morales en la elección es consecuencia de un largo período de estabilidad económica en Brasil, sostienen los académicos. Cuando el país pasaba de una crisis económica a otra en las décadas pasadas, los votantes estaban demasiado preocupados respecto a si la moneda iba a colapsar como para inquietarse por otros asuntos.

"Normalmente los temas morales ocupan un lugar secundario respecto a las preocupaciones institucionales o económicas", señala Paul Freston, profesor en la Universidad de Federal Sao Carlos, que escribió un libro sobre los evangélicos y la política en los países en desarrollo. "Esto puede estar cambiando, y si lo está, es otra señal de cómo un proceso más abierto y democrático está abriendo espacio a otros asuntos".

El fenómeno ayuda a explicar porque Brasil está realizando una segunda vuelta. Rousseff se encaminaba a obtener el 50% de los votos que necesitaba para obtener la victoria el 1 de octubre en la primera vuelta, haciendo campaña como la sucesora seleccionada por el enormemente popular presidente saliente, Luiz Inácio Lula da Silva.

Pero el día de la votación, alrededor de un millón de votantes la abandonaron por razones religiosas, de acuerdo con una investigación de Datafolha. Quienes la abadonaron se sumaron a otros 3 millones que citaron como sus razones acusaciones de corrupción que involucraban a una importante colaboradora de la candidata.

Muchos votantes se volcaron a la candidata de un tercer partido, Marina Silva, una cristiana renacida y ex trabajadora del caucho en la Amazonia que hace campaña en defensa del medio ambiente. Silva obtuvo el 19% de los votos en la primera ronda realizada el 1 de octubre y no participa de la segunda vuelta.

Muchos electores evangélicos, que habitualmente provienen de la clase obrera, respaldan a Rousseff por motivos económicos. Confían en su izquierdista Partido de los Trabajadores, fundado por Lula, para brindar servicios en sus por mucho tiempo descuidados barrios. Pero a medida que los candidatos presentan programas económicos similares ha sido fácil para los votantes cambiar sus lealtades en asuntos sociales.

Douglas Goncalvez, un trabajador de 28 años en el aeropuerto de Río de Janeiro que se convirtió al protestantismo evangélico hace siete años, dice que votó por da Silva hace cuatro años y que había apoyado a Rousseff. Pero cambió de parecer luego escuchar uno de los sermones de Malafaia que advertía que Rousseff podría legalizar el aborto y expandir los derechos de los homosexuales.

Serra, que declaró su oposición a la legalización del aborto y que visitó maternidades durante la campaña electoral, recibió el apoyo de Malafaia en avisos televisados.

Podría parecer que el conservadurismo religioso está fuera de lugar en Brasil, más conocido por las bailarinas ligeras de ropa del Carnaval de Río de Janeiro. Pero Río también alberga a una enorme comunidad evangélica, que está creciendo rápidamente entre los pobres. Y lejos de la costa, gran parte de Brasil es tierra agrícola, donde pequeñas iglesias están al costado de las carreteras y donde los camiones circulan con retratos de Jesús en sus limpiaparabrisas.

Con 190 millones de habitantes, Brasil es frecuentemente llamado el mayor país católico del mundo. Pero según algunos cálculos, alrededor del 20% de los brasileños son ahora protestantes y la mayoría acude a iglesias pentecostales. Se trata de una de las poblaciones evangélicas más grandes fuera de Estados Unidos.

Las iglesias evangélicas juegan un creciente rol en la política brasileña, fundamentalmente apoyando candidatos al Congreso. Este año fue un punto de inflexión: candidatos que se definen como protestantes ganaron 50% más de bancas en la votación de octubre, 71 de un total de casi 600 en disputa.

Los congresistas protestantes son frecuentemente electos para proteger los intereses de sus iglesias, que controlan importantes cadenas de radio y televisión. En la política nacional, los evangélicos apoyan un espectro de candidatos: son una parte importante tanto de la coalición gobernante d el presidente da Silva como de la oposición.

Lo que empujó a la acción de los evangélicos fue la aprobación el año pasado de una estrategia nacional de derechos humanos, apoyada por el Partido de los Trabajadores, que pedía un mayor acceso al aborto, que actualmente es prohibido excepto en los casos de violación o de peligro de vida para la madre, y nuevos derechos para los homosexuales tales como el matrimonio, según Wilton Acosta, que encabeza una federación nacional de iglesias evangélicas.

Para Rousseff, la deserción de votantes evangélicos se transformó en la primera prueba de su capacidad para administrar su coalición política. Estos electores pidieron claridad respecto a asuntos como el aborto. En una entrevista concedida a un diario en 2007. Rousseff dijo que era "absurdo" que el aborto fuera ilegal, una declaración que entusiasmó a sus muchas partidarias feministas.

Pero en una reunión que mantuvo el 13 de octubre en Brasilia con 51 líderes religiosos, Rousseff dijo que no respaldaría iniciativas para legalizar el aborto. Después puso su compromiso por escrito.

La decisión detuvo la fuga de electores evangélicos, pero también provocó críticas. "¿Cómo puede ser que en el siglo XXI en una sociedad secular los candidatos presidenciales deban someterse a las exigencias religiosas?", preguntó Lucia Hippolito, una de las comentaristas radiales más seguidas de Brasil.

1 comentario:

  1. Envio adoración Cristiana Cubana basada en los libros biblicos de Salomon. Dios siempre lleva razon, sin Dios no hay gobierno.
    Espero les sea de bendicion.
    Que Dios les bendiga.

    http://www.youtube.com/watch?v=jT1Ey2OSjlU

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