Tomado de El País
El tiro que valió el inicio de la leyenda de Jordan
Por Robert Alvarez
Se cumplen 30 años de la eclosión de la leyenda con un tiro, cuando era uno más en Carolina del Norte, que decidió la final universitaria
—¿Tú crees que ha sido un gran tiro? ¿Crees que la gente
lo recordará?
—Michael, ha sido el tiro más importante que hayas metido
jamás.
—Pero no ha sido sobre la bocina.
—Ya veremos...
El diálogo entre Michael Jordan y su excompañero Buzz
Petersen, en los vestuarios del Superdome de Nueva Orleans donde el 29 de marzo
de 1982 se disputó la final de la Liga Universitaria entre Carolina del Norte y
Georgetown, revela la inopia de aquel chaval de 19 años en torno a lo que
acababa de conseguir y, al mismo tiempo, su mayúscula ambición. La pasada
madrugada, aquel episodio, del que se acaban de cumplir 30 años, habrá sido
rememorado con ocasión de la final que enfrentaba esta vez a unas de las
universidades con más títulos, Kentucky y Kansas.

La igualdad presidió el partido. El marcador cambió hasta
15 veces de signo. A poco menos de un minuto para el final, Eric Sleepy Floyd, otra de
las figuras en ciernes, adelantó a Georgetown, 61-62. Entonces, el entrenador
de Carolina del Norte, Dean Smith, el mismo que había sermoneado durante meses
a Jordan y le había amenazado con dejarle sin jugar si no pasaba más el balón,
recurrió a su plan B. El A consistía en meter el balón dentro de la pintura
para Worthy. Pero Thompson tenía más que cubierta esa opción, que caía por su
propio peso.
Aquella jugada cambió la vida de Smith, que había llevado
seis veces a Carolina del Norte a la final pero no había ganado ninguna, y, por
supuesto, la de Michael Jordan. “No vi cómo entraba”, declaró poco después
Jordan. “Simplemente recé para que acabara entrando. Nunca miré la bola”.
Tiempo después, confesó que aquel tiro supuso el momento más crucial de su
carrera.
Un año después fue elegido el mejor
jugador universitario. A partir de ahí, fue dos veces campeón olímpico, ganó
seis anillos en la NBA con los Bulls de Chicago, entre 1991 y 1998, y todavía
mantiene, entre otros récords, los de mejores promedios anotadores a lo largo
de su carrera tanto en la fase regular (30,21 puntos) como en los playoffs (33,45).
Nunca olvidó su aprendizaje en
Carolina del Norte y por eso siempre jugó con una camiseta de la
universidad bajo las dos que defendió como jugador de la NBA: Chicago (1984-1998)
y Washington (2001-2003).
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