domingo, 1 de abril de 2012

¿Hasta cuándo vas a ser una víctima?


Por Waldemar Serrano

 Existe una frase popular que dice “Hasta el hombre más increíble, es víctima de la contradicción”. En estas pasadas semanas nos hemos topado con un fenómeno nunca antes visto, un incremento en personas que se hacen pasar por víctimas. 

Estas supuestas víctimas a la que nos referimos, no son las que hacen fraude al medicare en West Palm Beach, o las personas que viven debajo de un puente en las calles de Los Ángeles. 

Nos referimos a las personas que día a día están quejándose que están estancados, que no tienen dinero, que su salud está empeorando cada día, que su jefe en el  trabajo le cae mal, que por ser lunes están molestos.

Son esas personas las que desafortunadamente nos las encontramos diariamente en cada esquina, en el trabajo, en nuestras casas y hasta en la fila del supermercado. Tienen una habilidad de intentar y en algunos casos lograr hacernos la vida imposible, reflejando sus miedos, inseguridades y frustraciones en nosotros.

Por otro lado quienes somos nosotros para juzgar a estas personas, que simplemente están haciendo lo que Albert Einstein les comentaba a sus estudiantes que “…nadie puede resolver un problema, en el mismo nivel que lo creo”.

Estas personas tienen un cromosoma particular que está sembrado en algún lugar de su masa encefálica, que les impide ver más allá y que desgraciadamente se unen al resto del mundo por medio de la manipulación infructuosa, mezquina y hasta falsa y a quien únicamente engañan es a ellos mismos.

Esta semana fuimos atacados por varias situaciones en las que probaron nuestra tolerancia a estas circunstancias. La primera fue un accidente automovilístico en donde por negligencia de ambos, nuestros vehículos se vieron muy de cerca. Fue en ese instante en donde nos damos cuenta que no tenemos control de nada, que las expectativas de que todo está en orden divino se cuestionan y que entendemos cuan frágil es la vida.

En segundos el día había cambiado, lo que conocía y había planificado estaba trastocado. En el transcurso del recobrar la conciencia y la calma que había sido alterada por un ente externo, nos percatamos cuan calmado nos encontrábamos, no sentíamos rabia y mucho menos frustración por los cambios de planes.

En el proceso de verificar que la otra persona estaba bien, que la policía llegara y todo el papeleo que teníamos que llenar para hacer las reclamaciones correspondientes, nos percatamos que estábamos calmados, que por alguna extraña razón no estábamos alimentando la víctima en nosotros.

Ese lado en donde te culpas, te criticas, le echas la culpa a los demás, estas irritado, sientes que el mundo se está acabando y sobre todo, que no tienes control de la situación.

Al concluir con el proceso normal de un accidente automovilístico, nos dimos a la tarea de ver si podíamos solucionar lo del seguro. Increíblemente en cuestión de una hora habíamos logrado un parte de la reclamación, en un lugar en donde nos cuentan que tardan semanas en dar citas.

Al otro día igual que el día anterior fuimos al otro seguro para hacer las gestiones pertinentes y como por arte de magia, salimos los dos con las soluciones adecuadas.

Lo increíble de todo esto es que ninguno de los dos involucrados en el accidente alimentamos el monstruo de la víctima, es más, hasta en muestra permanencia en la sala de espera hicimos negocios.

Solo les dejo estas preguntas ¿hasta cuándo vas a ser víctima? (…de tus circunstancias, palabras, acciones, pensamientos) ¿hasta cuándo vas a vivir encerrada en la jaula de tu mente?

Waldemar Serrano-Burgos, CEC, ACC es Life Coach Internacional Certificado, que trabaja en los mercados de Estados Unidos, Puerto Rico y República Dominicana. Sígalo en Twitter: wserranob o visite su página www.waldemarserrano.com


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