
Estas supuestas víctimas a la que nos
referimos, no son las que hacen fraude al medicare en West Palm Beach, o las
personas que viven debajo de un puente en las calles de Los Ángeles.
Nos referimos a las personas que día a
día están quejándose que están estancados, que no tienen dinero, que su salud
está empeorando cada día, que su jefe en el trabajo le cae mal, que por
ser lunes están molestos.
Son esas personas las que
desafortunadamente nos las encontramos diariamente en cada esquina, en el
trabajo, en nuestras casas y hasta en la fila del supermercado. Tienen una
habilidad de intentar y en algunos casos lograr hacernos la vida imposible,
reflejando sus miedos, inseguridades y frustraciones en nosotros.
Por otro lado quienes somos nosotros
para juzgar a estas personas, que simplemente están haciendo lo que Albert
Einstein les comentaba a sus estudiantes que “…nadie puede resolver un
problema, en el mismo nivel que lo creo”.
Estas personas tienen un cromosoma
particular que está sembrado en algún lugar de su masa encefálica, que les
impide ver más allá y que desgraciadamente se unen al resto del mundo por medio
de la manipulación infructuosa, mezquina y hasta falsa y a quien únicamente
engañan es a ellos mismos.
Esta semana fuimos atacados por varias
situaciones en las que probaron nuestra tolerancia a estas circunstancias. La
primera fue un accidente automovilístico en donde por negligencia de ambos,
nuestros vehículos se vieron muy de cerca. Fue en ese instante en donde nos
damos cuenta que no tenemos control de nada, que las expectativas de que todo
está en orden divino se cuestionan y que entendemos cuan frágil es la vida.
En segundos el día había cambiado, lo
que conocía y había planificado estaba trastocado. En el transcurso del
recobrar la conciencia y la calma que había sido alterada por un ente externo,
nos percatamos cuan calmado nos encontrábamos, no sentíamos rabia y mucho menos
frustración por los cambios de planes.
En el proceso de verificar que la otra
persona estaba bien, que la policía llegara y todo el papeleo que teníamos que
llenar para hacer las reclamaciones correspondientes, nos percatamos que
estábamos calmados, que por alguna extraña razón no estábamos alimentando la
víctima en nosotros.
Ese lado en donde te culpas, te
criticas, le echas la culpa a los demás, estas irritado, sientes que el mundo
se está acabando y sobre todo, que no tienes control de la situación.
Al concluir con el proceso normal de un
accidente automovilístico, nos dimos a la tarea de ver si podíamos solucionar
lo del seguro. Increíblemente en cuestión de una hora habíamos logrado un parte
de la reclamación, en un lugar en donde nos cuentan que tardan semanas en dar
citas.

Lo increíble de todo esto es que
ninguno de los dos involucrados en el accidente alimentamos el monstruo de la víctima,
es más, hasta en muestra permanencia en la sala de espera hicimos negocios.
Solo les dejo estas preguntas ¿hasta cuándo
vas a ser víctima? (…de tus circunstancias, palabras, acciones, pensamientos)
¿hasta cuándo vas a vivir encerrada en la jaula de tu mente?
Waldemar Serrano-Burgos, CEC, ACC es
Life Coach Internacional Certificado, que trabaja en los mercados de Estados
Unidos, Puerto Rico y República Dominicana. Sígalo en Twitter: wserranob o
visite su página www.waldemarserrano.com
VISITE Baracutey's BLOG
No hay comentarios:
Publicar un comentario